La brisita navideña no ha llegado a todas partes, el bono navideño que no ha logrado sanar el problema que representaban las cajas
Escrito por Amaury Ureña
Cada año, cuando se acercan las festividades navideñas, en los corrillos políticos del partido oficial (PRM) comienza a sentirse el estrés del manejo de los bonos navideños, estos forman parte de uno los tantos cambios que trajo el presidente Luis Abinader, quien desde su primer año de gobierno (2020) dispuso el cambio de las raciones alimenticias que se entregaban por costumbre, a un tarjeta denominada bono (la brisita navideña), lo que procuraba dignificar esta ayuda (se recuerda que en la repartición de las raciones o cajas que se daban antes del 2020, se hacían largas filas y hubo quejas de que estas solo llegaban a los peledeístas); sin embargo, esta novedad no ha estado exenta de escándalos y cuestionamientos.
Este año, el presidente Abinader anunció que el gobierno dispuso de la cantidad de tres millones tarjetas (bonos) que están supuestas a ser entregadas a través de organizaciones sociales como juntas de vecinos, iglesias y representantes de la sociedad dominicana. Todo esto, fue anunciado por el presidente en varios actos que se celebraron en todo el país. Ahora bien, del dicho al hecho existe un gran trecho, porque la queja sobre la falta de bonos es un clamor nacional y esta queja inicia justamente entre los miembros del PRM, es decir, los compañeritos de la base.
A pesar de la queja sobre la fata de bonos en la población, la prensa nacional ha resaltado algunos hechos importantes, como la denuncia de una persona que se estaba dedicando a la tarea de vender de estos bonos en plena vía pública, este, obviamente fue detenido por las autoridades posteriormente, otro acontecimiento que llamó la atención fue la publicación de videos en redes sociales en donde se veían a algunas personas con una gran cantidad de estas tarjetas en manos pagando en los cajeros de supermercados.
Cuando se hace un contraste entre las quejas de los diversos sectores de la población, a los cuales no les han llegado los bonos y la viralidad de las información de personas vendiendo de estos a granel o de una persona portando decenas de estos, podemos inferir que las 3 millones de tarjetas que anunció el presidente, se están quedando en unas pocas manos, en manos políticas, en manos de algunos perremeístas, esto contrasta con la intensión primaria de cambiar las raciones por tarjetas, ya que esta técnica no está agregando transparencia ni equidad, esto, en ese aspecto, se puede considerar como un fracaso.
Entendemos que si el presidente Abinader desea ser recordado como un presidente propulsor de grandes transformaciones institucionales, como lo ha expresado en algunas entrevistas, debe buscar un bajadero a este particular, porque es muy posible que queriendo buscarle una salida a lo que era una costumbre de repartición de cajas navideñas antes del 2020, haya utilizado una cura que aparentemente ha salido peor que la enfermedad. En mi opinión, no soy partícipe de la forma en que repartían las cajas navideñas en los gobiernos anteriores, pero tampoco de este desorden que ha imperado en las últimas 5 navidades, hay que seguir explorando medidas.
El autor es profesor, presidente de la seccional Santiago Noreste de la ADP, comunicador y director de redacción del periódico digital Jacagua Express.