La Palabra de hoy
¡JESUCRISTO HA RESUCITADO! ¡EN VERDAD RESUCITÓ!
Por Manuel Raimundo Martínez.
La Palabra hoy.
Hoy, el pueblo cristiano celebra el más grande acontecimiento que haya conocido la humanidad, la resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
¡Feliz Pascua de Resurrección! Es el más hermoso saludo que se puede recibir hoy. Y no es para menos. Cada año, la Iglesia Universal recuerda este día, y así lo ha repetido y repetirá hasta la consumación de los tiempos.
Abordaremos la importancia de este suceso para la humanidad, y quiero empezar haciendo referencia al capítulo 15 de la primera carta a los Corintios del Apóstol san Pablo, carta que fue escrita entre los años 50 y 51 de nuestra era, según estudios. Nos plantea san Pablo en 1 Cor 15, 3-8, “En primer lugar les he transmitido esto, tal como yo mismo lo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado; que resucitó al tercer día, también según las Escrituras; que se apareció a Pedro y luego a los Doce. Después se dejó ver por más de quinientos hermanos juntos, algunos de los cuales ya han entrado en el descanso, pero la mayoría vive todavía. Después se le apareció a Santiago, y seguidamente a todos los apóstoles. Y se me apareció también a mí, iba a decir al aborto, el último de todos.»
Pablo nos plantea que hubo cientos de testigos de la resurrección de Cristo, y nos habla también del significado de este hecho en los versículos del 12 al 17.
«Ahora bien, si proclamamos un Mesías resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos ahí que no hay resurrección de los muertos? Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, nuestra predicación no tiene contenido, como tampoco la fe de ustedes. Con eso pasamos a ser falsos testigos de Dios, pues afirmamos que Dios resucitó a Cristo, siendo así que no lo resucitó, si es cierto que los muertos no resucitan. Pues si los muertos no resucitan, tampoco Cristo pudo resucitar. Y si Cristo no resucitó, de nada les sirve su fe: ustedes siguen en sus pecados.»
El apóstol no solo explica el significado de la resurrección de Cristo, sino, que plantea que, al parecer, había personas en esa época que no creían en este hecho, tal y como las existen hoy. En aquella época, cuando recién comenzaba la Iglesia primitiva, el conocimiento de Jesucristo aún era limitado, pero hoy, a más de 20 siglos de estudios, y con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, parece ilógico y hasta una necedad, que aun existan personas que no creen o no comprenden el significado de la resurrección de Cristo.
A veces, no entendemos los designios de Dios en nuestra vida o en la vida de los demás, y queremos juzgar el proceder de Dios. Si entendiéramos lo que Dios nos quiso revelar con la muerte, pasión y resurrección de su Hijo, entonces, la vida sobre esta tierra fuera diferente. El mismo san Pablo en los versículos 19 al 21 de esa primera carta a los Corintios, nos revela:
«Si nuestra esperanza en Cristo se termina con la vida presente, somos los más infelices de todos los hombres. Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, siendo él primero y primicia de los que se durmieron. Un hombre trajo la muerte, y un hombre también trae la resurrección de los muertos.»
Es probable que muchos aun no entienden este mensaje del apóstol san Pablo, pero el mismo san Pablo, se encarga de esclarecer algunas dudas, a los corintios en aquella ocasión, y a nosotros en este momento. En los versículos del 31 al 50, ofrece una amplia y contundente aclaración; te la comparto a continuación. «Sí, hermanos, porque todos los días estoy muriendo, se lo juro por ustedes mismos que son mi gloria en Cristo Jesús nuestro Señor. Si no hay más que esta existencia, ¿de qué me sirve haber luchado contra leones en Éfeso? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos. No se dejen engañar: las doctrinas malas corrompen las buenas conductas. Despiértense y no pequen: de conocimiento de Dios algunos de ustedes no tienen nada, se lo digo para su vergüenza. Algunos dirán: ¿Cómo resurgen los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo vuelven? ¡Necio! Lo que tú siembras debe morir para recobrar la vida. Y lo que tú siembras no es el cuerpo de la futura planta, sino un grano desnudo, ya sea de trigo o de cualquier otra semilla. Dios le dará después un cuerpo según lo ha dispuesto, pues a cada semilla le da un cuerpo diferente. Hablamos de carne, pero no es siempre la misma carne: una es la carne del hombre, otra la de los animales, otra la de las aves y otra la de los peces. Y si hablamos de cuerpos, el resplandor de los «cuerpos celestes» no tiene nada que ver con el de los cuerpos terrestres. También el resplandor del sol es muy diferente del resplandor de la luna y las estrellas, y el brillo de una estrella difiere del brillo de otra. Lo mismo ocurre con la resurrección de los muertos. Se siembra un cuerpo en descomposición, y resucita incorruptible. Se siembra como cosa despreciable, y resucita para la gloria. Se siembra un cuerpo impotente, y resucita lleno de vigor. Se siembra un cuerpo animal, y despierta un cuerpo espiritual. Pues si los cuerpos con vida animal son una realidad, también lo son los cuerpos espirituales. Está escrito que el primer Adán era hombre dotado de aliento y vida; el último Adán, en cambio, será espíritu que da vida. La vida animal es la que aparece primero, y no la vida espiritual; lo espiritual viene después. El primer hombre, sacado de la tierra, es terrenal; el segundo viene del cielo. Los de esta tierra son como el hombre terrenal, pero los que alcanzan el cielo son como el hombre del cielo. Y del mismo modo que ahora llevamos la imagen del hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial. Entiéndanme bien, hermanos: lo que es carne y sangre no puede entrar en el Reino de Dios. En la vida que nunca terminará no hay lugar para las fuerzas de descomposición.»
Ojalá y esta Pascua de Resurrección que se extenderá hasta los próximos 50 días, sean una ocasión propicia para que puedas entender el verdadero significado de la Resurrección de Jesucristo. Te invito a escudriñar las escrituras y buscar ayuda para que puedas encontrar a Jesús, ese Jesús que se presenta en el Capítulo 14 del Evangelio de San Juan. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida»(Cf. Jn 14,6).
El autor es Ingeniero, Locutor y Experto en Seguridad y Salud en el Trabajo.