Opinión

Nicolás Maduro debe morir

Escrito por Amaury Ureña

La democracia es una balanza difícil de mantener en equilibrio, es la piedra filosofal de los sistemas de gobierno, no existe democracia perfecta; de hecho, hay autores (Gilens and Page) que aseguran y procuran demostrar que la democracia no existe, que es una utopía tan igual como Robert Owen pensaba del comunismo. Hoy, la Venezuela de Bolívar, está sufriendo los malestares de una democracia de peligra.

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El contexto actual de Venezuela no necesita presentación ni explicación. El pueblo salió a votar el pasado domingo 28 de julio, la autoridad electoral (CNE), dijo en su primer boletín que el actual presidente de este país, Nicolás Maduro, habría ganado el proceso electoral con un 51% mientras que el candidato opositor Edmundo González obtuvo un 44%, estos resultados fueron desconocidos por los opositores quienes aseguran que ellos ganaron ampliamente de acuerdo con las actas que tienen a mano. Hasta el momento, el CNE no ha mostrado las actas que evidencien que el presidente Maduro ganó, este detalle ha llenado de duda legítima a los opositores y a la comunidad internacional, en un proceso electoral transparente, no se puede asegurar que alguien ganó o perdió si no se transparenta el proceso, ese detalle, ese simple detalle de no querer demostrar las actas, nos dice que algo malo está sucediendo. Otras acciones, como no permitir a los representantes de la oposición en el CNE en momentos posteriores a la culminación de las elecciones, el control de algunos centro de votación en los cuales se denunció que no dejaron pasar a los votantes de la oposición, entre otras, llenan de duda la transparencia del proceso.

Se armó el reperpero

Como era de esperar, ante esta evidente vulneración de la voluntad popular, gran parte del pueblo de Venezuela se lanzó a las calles produciendo una situación social inestable, a eso se han sumado un grupo de policías y militares que han desertado de su disciplina para colocarse a favor de las protestas de la oposición. El escenario que se puede apreciar, es una falta de transparencia del proceso, un secuestro de la institucionalidad del Estado, irregularidades y acciones que van en detrimento de la democracia. Este escenario plantea a un presidente y un partido que se niegan a entregar el poder por las buenas, esto, independientemente de las ideologías de izquierda o de derecha, independientemente de si se es socialista o capitalista, no es concebible que suceda en este siglo.

Maduro, no la persona, sino la idea, las acciones de poca transparencia, el desconocimiento de la voluntad popular, el engreimiento, la soberbia, el secuestro burdo a la institucionalidad del Estado, todo eso, debe morir.

El Nicolás Maduro que no quiere entregar las actas electorales, el que no quiere reconocer que perdió, el que está dispuesto a bañar a Venezuela de sangre por no ser capaz de ver la realidad, ese Nicolás, debe morir. Con la muerte de estas acciones, con la desaparición de este perfil del escenario, con el cambio de actitud de este político y su partido, Venezuela podrá resurgir a la luz de la democracia. Si quieren ver un ejemplo, debemos vernos en la historia del mundo y sus gobiernos.

Esto que afirmo no necesariamente tiene que devenir en una muerte física del líder socialista, con la desaparición de todo el accionar de poca transparencia, de desconocimiento de la voluntad del pueblo, de soberbia ante su realidad desfavorable, sería suficiente. Pero muchos dicen que esto, para Maduro, es imposible.

El autor es docente y director del periódico digital Jacagua Express

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