Opinión

La Palabra hoy «Cambalache»

Por Manuel Raimundo Martínez.

La definición de este término es la siguiente:

 Cambalache: Trueque o intercambio de cosas de poco valor.

Quisiera compartir este escrito como un reclamo a esta época de la historia de la humanidad en que nos ha tocado vivir. Cada época ha traído sus propios afanes, y aunque siempre se han visto muchos demonios, también se han conocido muchos santos.

Para mi reclamo, voy a utilizar escritos de otras personas, lo que me hace sentir con esperanza, ya que mi preocupación, también es la preocupación de otros.

El primer escrito es una canción compuesta en el siglo pasado, en 1934 por el argentino Enrique Santos Discepolo, y que en 1937 fue popularizado en la voz del inmenso Carlos Gardel, es un tango, y justamente tiene por título, el mismo de este escrito.

He aquí sus letras:

Que el mundo fue y será una porquería, Ya lo sé, en el quinientos seis, Y en el dos mil también
Que siempre ha habido chorros, Maquiavelos y estafaos, Contentos y amargaos, varones y dublé.

Pero que el siglo veinte, Es un despliegue de maldad insolente, Ya no hay quien lo niegue
Vivimos revolcaos en un merengue, Y en el mismo lodo, Todos manoseaos.

Hoy resulta que es lo mismo, Ser derecho que traidor, Ignorante, sabio, chorro, Generoso o estafador.

¡Todo es igual, nada es mejor!, ¡Lo mismo un burro que un gran profesor!, No hay aplazaos ni escalafón, Los inmorales nos han iguala’o.

Si uno vive en la impostura, Y otro roba en su ambición, Da lo mismo que sea cura, Colchonero, rey de bastos, Caradura o polizón.

¡Qué falta de respeto qué atropello a la razón!, ¡Cualquiera es un señor!, ¡Cualquiera es un ladrón!, Mezclao con Stravinsky va Don Bosco, Y La Mignon, Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín.

Igual que en la vidriera irrespetuosa, De los cambalaches, Se ha mezclao la vida, Y herida por un sable sin remache, Ves llorarla Biblia contra un calefón.

¡Siglo veinte cambalache!, ¡Problemático y febril!, El que no llora no mama, Y el que no afana es un gil.

¡Dale nomás, dale que va!, ¡Que allá en el horno¡, !Nos vamos a encontrar!, No pienses más, siéntate a un la’o, Que a nadie importa si naciste honra’o, Es lo mismo el que labura,
Noche y día, como un buey, Que el que vive de los otros, Que el que mata, que el que cura
O está fuera de la ley.

Para que puedan interpretar completamente la canción, les invito a escucharla, la versión más reciente la grabó Julio Iglesias. Dedíquele, amigo lector un tiempo a escucharla y otro tiempo a buscar los términos y frases que no pueda entender, de todos modos, les dejaré un breve glosario de los términos mas importantes y pueda comprender mas fácil.

Las principales serían: chorro (ladrón), dublés (monedas falsas), aplazaos (suspensos), labura (trabaja), calefón (calentador), afana (roba), gil (tonto) y cambalache (casa de empeño). En el caso del uso de los nombres, por ejemplo: Stravinsky, era un ladrón de bancos de la época, y Don Bosco, un santo de la Iglesia Católica.

La otra parte de este escrito lo encontré en una página de Facebook, y me identifiqué tanto que quiero compartirlo con ustedes.

Si la parte de la canción cuenta lo que se estaba sembrando en el siglo 20, en esta parte presentamos el fruto, el que se está cosechando en el siglo 21.

El autor es desconocido, por eso no coloco su nombre, he aquí el texto:

Bienvenidos al siglo 21.

Aquí el sexo es gratis y el amor se ha convertido en un bolsillo lleno de billetes.

Donde perder tu teléfono es peor que perder tus valores. Donde la tendencia es fumar y beber y si no haces esto te dan cupo.

Donde el baño se convirtió en un estudio fotográfico y la iglesia, el lugar perfecto para registrarse.

Siglo XXI, donde hombres y mujeres temen al embarazo mucho más que al VIH.

Donde la entrega de pizza llega más rápido que la ambulancia.

Donde la gente muere de miedo a los terroristas y criminales mucho más que a Dios.

Donde la ropa decide el valor de una persona y tener dinero es más importante que tener amigos o incluso familia.

Siglo XXI, donde los niños son capaces de renegar de sus padres por su amor virtual.

Donde los padres se olvidan de reunir a la familia en la mesa para una cena armoniosa, hablando de la vida cotidiana mientras se entretienen en su trabajo o en su teléfono.

Donde hombres y mujeres muchas veces solo quieren relaciones sin compromisos y su único «compromiso» es posar para fotos y publicar en redes sociales jurando amor eterno.

Donde el amor se hizo público o una obra de teatro.

Donde las fotos más populares o las más seguidas con más «Me gusta» es aquel que parece difundir felicidad; aquel que publica fotos en lugares fantásticos y celestiales, rodeado de «amistades vacías», con «amores incertidumbres» y «familias rotas».

Donde la gente olvidó cuidar el espíritu, el alma vacía y decidieron cuidar y tatuar sus cuerpos.

Donde cuesta más una liposucción tener el cuerpo deseado del «mundo artístico» que un título universitario.

Donde una foto del gimnasio obtiene mucho más «Me gusta» que una foto estudiando o haciendo buenas acciones.

¡Siglo XXI, aquí solo sobrevives si juegas con la “razón” y te destruyen si actúas con el corazón!

Creo que la canción de la primera parte ya anunciaba lo denunciado en la segunda parte de este escrito. Sea usted el jurado, amigo lector.

El autor es Ingeniero, Locutor y Experto en Seguridad y Salud en el Trabajo.

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