Salamanca y El Aguacate dos lugares paradisiacos con un infierno de carretera, propuesta de un plan de lucha
Por: Amaury Ureña
Las comunidades de Salamanca y El Aguacate pertenecientes al distrito municipal San Francisco de Jacagua cuentan con unas peculiaridades que las convierten en lugares especiales y únicas de nuestra suelo. El principal activo de este lugar es su gente, personas mansas, de rostro agradable que acogen a quienes visitan su terruño con una amabilidad inusitada y contagiosa. Este tipo de conducta son propias de los campos verdes del Cibao, con este atributo, ya resulta suficiente para uno quedar atraído de esta gente única .
Ya con los pies sobre la tierra, vemos un terreno fértil y productivo que avanza, casi de manera silvestre, ya que no cuenta con el apoyo suficiente para emprender grandes proyectos agrícolas que le den aliento económico a sus habitantes. Cuando hablamos con sus viejos, nos cuentan de en sus años de gloria, cuando el café era el producto principal que generó riquezas en los 80s. Estos tiempos de vacas gordas fueron diezmados por la incidencia de la roya del cafeto y la broca enfermedades que redujeron la producción cafetera a cero. En esos mismos tiempos, estaban en su apogeo todavía las legendarias marchantas, mujeres valientes, laboriosas con actitud de heroínas quienes montaban animales de cargas en horas de la madrugada, a veces en condiciones desfavorables, para transitar desde las primeras horas del día por las calles de Santiago para vender sus productos agrícolas.
Los que residimos en la parte parte llana de este distrito municipal pensamos en esas comunidades como su fuera algo lejano, pero debemos entender que los residentes de estas comunidades son parte de nosotros, debemos vernos como compueblanos, como iguales. Por eso, entiendo que todos los residentes de este distrito municipal debemos de exigirle a las autoridades con fuerza y determinación la terminación de esta carretera, nuestra carretera, la que le mejorará la vida a muchos de nuestros campesinos que habitan en esas alturas.
Desde esta tribuna, me atrevo a lanzar una humilde propuesta, las personas que residen en Los Cocos, Las Tres Cruces, Jacagua, La Ciénaga y en cualquier lugar del mundo que le preocupe el bienestar de su pueblo, hagamos una especie de comisión y realicemos un encuentro con los líderes comunitarios, profesionales y representantes de las iglesias de Salamanca y El Aguacate y diseñemos un plan de lucha que no descanse, que no desmaye hasta ver lograda la anhelada carretera. Dejo esta propuesta abierta para que los interesados pongan fecha y hora.
No podemos seguir de brazos cruzados esperando la respuesta de las autoridades, no podemos conformarnos con que nos expliquen que en estos momentos no hay presupuesto, no podemos seguir creyendo en las fechas que colocan algunos funcionarios para calmar las protestas, no podemos continuar viendo a Salamanca y El Aguacate como dos lugares apartados, no podemos esperar a que ocurra un accidente mortal en el fango de esta carretera. Debemos abogar por el desarrollo, por la preservación de la vida de los profesores que arriesgan sus vidas cada vez que van a laborar a sus centros educativos, por el bienestar de los niños, jóvenes y ancianos que viven en estas lomas, para que nuestros bachilleres puedan salir a estudiar a sus universidades sin problemas, para que las unidades del servicio de emergencia 911 pueda llegar a salvar vidas de los nuestros, para que por fin llegue el desarrollo a esos lugares.
Salamanca y El Aguacate también existen.