Por amor a nuestro país, rescatemos nuestros valores patrios
El que de pequeño respeta la bandera, sabrá defenderla cuando sea mayor.
(Edmundo de Amicis).
Escrito por Mario J. Almonte
Todavía tengo el dulce recuerdo en mi mente de aquel primer día a la escuela del año 1986, podría usted manifestar que tengo buena memoria, y humildemente puedo decir que si, porque los buenos recuerdos siempre permanecen a lo largo de nuestra vida como un buen árbol que da buenos frutos.
Y como olvidar esa mañana colmada de un cielo azul, como el azul que lleva nuestra bandera y un sol radiante como nuestra libertad, cuando por primera vez escuché con gran respeto a coro la entonación de nuestro himno nacional que puso a vibrar nuestros corazones con la majestuosa sensibilidad y armonía que sólo la música patriótica puede lograr en quien la escucha con atención. Y es que todo lo que hacemos cada día por nuestra nación dominicana desde cumplir con el deber como buenos ciudadanos hasta respetar la ley y la constitución forma parte de la buena semilla que un día sembraron en nuestra conciencia profesores, padres y otros formadores que nos inculcaron ardientemente manifestándonos que la bandera representa la fuerza de la patria, que el hermosísimo escudo moldeado en su centro personifica la soberanía y el himno con las sabias letras de Emilio Prud, Homme y la magistral música de José Reyes nos identifican alrededor del mundo entero como un país libre, independiente y soberano.
Un país en el mismo trayecto del sol como diría el poeta Pedro Mir que honra a sus patriotas que con sus huellas, luchas, ideales, sudor, sangre y hasta con el precio de sus vidas nos recuerdan que el mantenimiento, fomento y rescate de nuestros valores patrios deben convertirse diariamente en un proyecto llevado a la practica con nuestro ejemplo que refleje el respeto y admiración de estos, a través de la educación y vivencia plena de la democracia.
Nunca lo olvidemos nuestra laboriosa patria simboliza lo que somos como pueblo y es el resultado de la lucha por la libertad y la paz de grandes hombres y mujeres como Juan Pablo Duarte, Gregorio Luperón, Maria Trinidad Sánchez, Manuela Diez Jiménez y otros que cada día de manera anónima nos recuerdan el valor de lo que somos y el orgullo de ser ciudadanos no solamente de palabras, sino de hechos en esta Quisqueya la indómita y brava, como lo hacen desde el amanecer con su trabajo honrado y buena labor todos los dominicanos y dominicanas que aman esta tierra bendecida por Jesús y protegida por nuestra madre y virgen nuestra señora de la Altagracia.
Te exhorto desde esta columna a promover y a tener disposición para luchar cada día con entusiasmo para que los actos y honra que se le rindan a nuestros símbolos y valores patrios sean llevados a cabo desde el seno familiar con amor, disciplina y entrega.
Dios, patria y libertad, que viva la Republica Dominicana. Feliz 180 aniversario de nuestra independencia nacional.