La Palabra hoy
Tiempo de preparación
Por Manuel Raimundo Martínez
Dentro de la liturgia de la Iglesia Universal, hay un tiempo de preparación, un tiempo de esperanza. Este tiempo es el Adviento.
La Iglesia, para comenzar el año litúrgico, celebra la llegada de Cristo con una gran fiesta a la cual llamamos Navidad. Esta fiesta es tan importante para los cristianos que la Iglesia, antes de celebrarla, prepara a sus hijos durante el período conocido como Adviento. Ya desde tiempos remotos la Iglesia acostumbra tener esta preparación.
El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, este año, empieza hoy domingo 29 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad.
El término «Adviento» viene del latín adventus, que significa venida, llegada. Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia. Es un tiempo de alegría para los cristianos, caracterizado por la preparación espiritual del nacimiento de Jesús.
La Navidad -el día en el que Cristo nació para la redención del mundo- es el día en el que cambió el curso de la historia de la salvación. Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia, lo explica de esta manera: «Es evidente que el Hijo de Dios tomó nuestra condición y vino a nosotros no por un motivo insignificante sino por nuestro bien. Él se vinculó a nosotros, por decirlo de esta manera, tomando un cuerpo y un alma humana y naciendo de una Virgen, para poder darnos su Divinidad. De esta manera, Él se hizo Hombre para que el hombre se haga Dios» (Santo Tomás de Aquino, Las tres grandes oraciones, comentarios sobre la oración del Señor, el Ave María y el Credo de los Apóstoles).
En el Catecismo podemos leer: «La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos. Ritos y sacrificios, figuras y símbolos de la «Primera Alianza»(Hb 9,15), todo lo hace converger hacia Cristo; anuncia esta venida por boca de los profetas que se suceden en Israel» (Catecismo 522). En el Antiguo Testamento aparecen varias proclamaciones de este tipo: «Espere Israel al Señor, porque en él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia: él redimirá a Israel de todos sus pecados.» (Sal 130, 7-8).
Este tiempo de espera y de preparación no se da sólo antes de la Navidad, sino que se da en cada año litúrgico y también en la actualidad. El Catecismo afirma: «Al celebrar anualmente la liturgia de Adviento, la Iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador» (Catecismo, 524).
El Adviento es un tiempo de espera para la segunda venida, así como un reconocimiento de que seremos juzgados por Cristo por nuestras acciones y decisiones. Por esta razón el Adviento es un tiempo de arrepentimiento; esperamos con alegría la venida de Cristo, pero también buscamos el perdón por nuestros pecados para poder estar preparados. El Evangelio de Marcos proclama: «Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.» (Mc 13, 35-36).
Después de leer y meditar estas informaciones que hemos logrado recopilar, y viendo la forma en que la mayoría de la población se prepara para la Navidad, no cabe duda que la mayoría de los cristianos no están claros o no asumen con responsabilidad lo que supone este importante tiempo. Y podemos ver, que, aun a pesar de la pandemia, esperamos la venida de Jesucristo, y con mucha esperanza, su nacimiento, muchas personas están preocupadas porque no habrá navidad o se realizará en casa, pero los que piensan de esta manera están errados, si habrá navidad, si habrá nacimiento y sí, Cristo va a nacer en cada corazón, si así lo deseas.
Al final, con la esperanza de que podamos vivir a plenitud este tiempo y hacerlo con el verdadero sentido, dejamos esta oración.
Señor Jesús, en este tiempo de Adviento te rogamos que nos concedas un corazón vigilante, lleno de esperanza y amor por tu venida. Inflama nuestros corazones Espíritu Santo, para que llenos de valentía, permanezcamos alertas y volcados en amor hacia nuestro prójimo, esperando tu llegada. Amén.
El autor es Ingeniero, Locutor y Experto en Seguridad y Salud en el Trabajo.