Enemigo de tu mejor amigo
Por: Vicente Rodríguez Uceta
La raza humana, de todas las que habitan el planeta tierra; es una de las que han sido mayor objeto de estudio durante tiempo indefinido; tanto los profesantes de la fe en Dios, como los cientistas que aseguran no creer en la creación, coinciden en que la ecuménica especie, suele ser controversial y compleja. Según los científicos la tierra tienes millones de años de existencia, y los seres vivos también una gran cantidad; mientras de todos los habitantes, el humano es quizás de los últimos huéspedes en llegar.
Ahora bien, no se ha comprobado otra especie que haya provocado mayor daño al medio ambiente; pues con sus acciones egocéntricas, el hombre y sus afanes cada día empeoran todo; ya qué tanto con su vida normal con la industrialización, genera gases y desperdicios que atentan contra el equilibrio planetario; provocando la destrucción de la capa de ozono y modificando concentración de los gases de efecto invernadero que juegan un rol de principalía en cuanto al calentamiento de la atmósfera.
Estos gases serían menos dañinos si pusiéramos atención a un compañero de viaje que trabaja de manera incansable para redimir las constantes emisiones dañinas que se emiten a la atmósfera de manera indiscriminada y aparentemente inconsciente.
Entre las fuentes generadoras de contaminación se pueden identificar el vertido de millones de toneladas de desperdicios sólidos en toda parte, el uso indiscriminado de sustancias peligrosas sin reparar en los daños que con ello se genera en el medio ambiente; el uso de gases refrigerantes y otros espray que son de alta letalidad para la capa de ozono así como para la motivación a la generación de la lluvia ácida (altamente nociva para todos los seres vivos), estas acciones nos convierte en enemigos de nuestro mejor amigo.
El árbol, nuestro compañero de viaje en el planeta, se encarga de atrapar gran parte de esos gases de efectos nocivos y convertirlo en oxigeno o en frutos, función que realiza en combinación con los minerales que extrae del suelo y la luz solar. El árbol lleva a cabo también una importante labor en el proceso de limpieza y enfriamiento del planeta. Sin embargo, la tala indiscriminada y la explotación indolente del mismo han generado la extinción de gran número de especies arbóreas y son cada vez más las especies que desaparecen, debido a la vulnerabilidad de las mismas frente al embate de la raza humana contra ellas; también esta actitud nos convierte en enemigos de nuestro mejor amigo.
Ha llegado el momento de reflexionar; el calentamiento global y el cambio climático, son una realidad evidente que tenemos que empezar a combatir YA, si queremos heredar a nuestras descendencias un mundo vivible. Para esto necesitamos de autoridades que se dispongan a cambiar las actitudes del pasado, diseñando programas de extensión y concientización e implementándolos, promoviendo el uso adecuado de los desperdicios, las plantas de tratamientos de líquidos residuales, así como los rellenos sanitarios, dejando en el pasado los inconcebibles vertederos; promover el uso consciente de los recursos naturales y realizar jornadas de reforestación en áreas vulnerables, orientar la ciudadanía a la protección de las cuencas hidrográficas de todo tipo de intruso; en fin velar por la protección de todos los recursos naturales.
Es por eso que invito a cada ciudadano a incorporarse en la campaña de protección de los recursos naturales, a plantar por lo menos 5 árboles en lugares que no interfieran con el llamado desarrollo involutivo al que estamos expuesto, a depositar los desperdicios en zafacones habilitados para cada uno, así como a hacer un usos adecuado de las sustancias peligrosas y otras no tan dañinas, comprar lámpara de bajo consumo para ahorrar energía, desconectar y apagar todo equipo eléctrico que no esté usando, de igual manera invito a dejar el automóvil apagado cuando no es necesario encenderlo. Nos estamos acabando el planeta, este espacio encantador imprescindible para la vida.
Vamos juntos a construir un mundo mejor que podamos disfrutar unidos y sin perjudicar la parte que corresponde a las generaciones venideras.