Caminos Peligrosos
Por: Vicente Rodríguez Uceta
Desde que comienzan a evidenciarlos los problemas ambientales en nuestra amada República Dominicana, comienzan a implementarse leyes y organismos que regulen la explotación indiscriminada de los recursos ambientales, se han creado leyes con el objetivo de frenar la desescalada que ha sufrido el medio ambiente y los recursos naturales en los últimos 114 años, así se pone de manifiesto desde 1907 cuando se promulga la primera Ley Forestal (Ley No. 4794), la que apareció en ese año y consagró la creación de los Guarda-campestres.
Desde entonces ha habido muchas normas ejecutivas, leyes y regulaciones, cada vez más orientadas hacia el manejo sostenible de los recursos ambientales y su conservación. En 1956 se promulga la Ley forestal No. 5856; sobre la Conservación Forestal y Árboles Frutales; así también en 1999, se estableció el código Forestal Dominicano, Ley 118, mediante la cual la Dirección General Forestal Pasó a llamarse Instituto Forestal Dominicano; esta ley fue sustituida por la Ley No. 64-00 del 18 de agosto del año 2000; en la cual se crea La secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARENA). Otras leyes promulgadas fueron: la Ley 705 sobre el Control de Corte de Árboles y Operaciones Industriales; la Ley 290 sobre el Incentivo Forestal; y la Resolución No. 258 que aprueba el Plan Forestal Nacional.
Sin embargo por el hecho de pasar por alto, los profesionales del área, entregando estos organismos a políticos y militares sin conocimientos ni amor por los recursos naturales, ninguna de estas ha surtido los efectos esperados. Esta vez, no es la excepción, el ministro de medio ambiente en su afán de hacer honor al dicho y famoso cliché “La clase no se suicida” se casa con la gloria, dejando de lado a los profesionales del sector ambiental y colocando en las regionales y provinciales a persona de su preferencia que no reúnen las competencias cognitivas para hacer el trabajo que en la actualidad amerita la situación, como es la defensa de las cuencas hidrográficas, los parques nacionales, reservas científicas y otras vedas nacionales, así como que los pocos bosques con los que cuenta el país.
Mi país, necesita, requiere y exige que se levanten las banderas verdes De protección al Medio Ambiente, que salgamos a proteger los recursos naturales, y que se respete a la clase técnica que en el día a día da lo mejor de cada uno por el desarrollo ambiental. Con las acciones actuales, estamos transitando por caminos peligrosos.
Quiero dejar claro que no tengo nada en contra de los funcionarios designados; ahí tengo grandes amigos, sin embargo una cosa es ser consultor jurídico, Fiscal ambiental, director de la policía ambiental, y otra es tener las competencias para trazar las pautas efectivas, aplicar y dar seguimiento a los programas que se implementen para desarrollar un medio ambiente sano, como nos merecemos todos los dominicanos y el mundo.
Basta ya, estamos a tiempo; hay que poner freno a la comercialización y al populismo en los recursos naturales, necesitamos ser protagonistas de las voces que se levantan en reclamo de un buen manejo de los recursos ambientales, por el uso correcto de los recursos costeros y marinos, del suelo y agua, de los recursos forestales; de los pesticidas, de los residuos peligrosos, de los refrigerantes.
Mi patria tiene que ser parte del reducido grupo que se preocupa por restaurar los ríos y arroyos, por tener un aire más puro para respirar, de regular los vertidos de desperdicios en la vía pública, por detener el sobre calentamiento global. No se trata de amiguismo, se trata de hacer lo necesario por un medio ambiente sano.
Creo que es muy despectivo este artículo, un periódico como este que va en ascenso no debería publicar un artículo tan lleno de demagogia. A las personas no se les juzga así por que si. Lo que muestra ese señor es lo que en nuestro argot popular le dicen sangrar por la herida. Y lo peor es que esta persona sea maestro y de seguro inculca este tipo de opiniones a sus estudiantes